Connerland, Laura Fernández
La broma limitada Una reflexioncita a modo de arranque: qué cosa más complicada puede llegar a ser una contraportada. La de Connerland, por ejemplo, última novela de la española Laura Fernández (Tarrasa, Barcelona, 1981), hace al menos tres cosas y ninguna funciona bien o a favor del libro. Primero, ofrece un símil caricaturizado del estilo a encontrar, pero sucede que los trucos expresivos allí representados son más o menos los únicos , como si la caricatura se pareciera tanto a la realidad que, después, su reiteración se vuelve monótona. Segundo, dice todo lo que cabe pensar como interesante del argumento y no deja casi sorpresa alguna, incluyendo algo que es adelantado a modo de símil o analogía y que al final es hasta cierto punto literal en la trama. Y tercero, invoca los nombres de Kurt Vonnegut y Thomas Pynchon de tal manera que es inevitable leer la novela desde ese prisma de influencias. Y si bien es cierto que no hay en Fernández nada de esa tontería de la “an...