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Mostrando entradas de octubre, 2012

El canon de la novela, Harold Bloom

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La edición original en inglés de Novelas y novelistas , de Harold Bloom, aclara que se trata de “una colección de ensayos críticos”; la traducción al español editada por el sello Páginas de Espuma (Madrid), en cambio, además de aportar el ganchero (para los lectores de Bloom) subtítulo “El canon de la novela” (que aprovecha la fama del ensayo más importante de Harold Bloom, El canon occidental , publicado en español por Anagrama), parece sugerir –omitiendo la aclaración– la idea de un libro pensado más como un todo: “este volumen está dedicado a la novela”, leemos en la contraportada, “así como a sus creadores, y a lo largo de sus páginas Bloom hace un recorrido por las cumbres y las obras capitales de su historia (…) Un compendio riguroso y, al mismo tiempo, divulgativo que sirve como “guía de lectura” o como apuesta firma de las obras capitales que permanecen en el tiempo”. El mayor problema es que, eliminada la advertencia, el lector fácilmente se sorprenderá ante las recurre...

Mundo Porno, Juan Manuel Candal

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La victoria del porno En su ensayo “Después del porno” (recogido en el libro Porno y Postporno , editorial HUM, 2010), el narrador y ensayista uruguayo Ercole Lissardi propone que la diferencia entre pornografía y erotismo es que el objetivo del arte erótico es la representación del deseo sexual –de alguna de las formas de la infinita diversidad del deseo sexual-. Busca, pues, representar algo en sí inmaterial, irrepresentable. Se vale de lo representable para representar ese irrepresentable. El representable del que se vale puede ser o no la presentación explícita del cuerpo y de la sexualidad. (pp.78-79) Mientras que en la pornografía, en cambio, “no hay más que representación de lo representable, (…)la representación del coito (…) Pornografía y arte no se tocan; entre ellos ni siquiera corre una línea fronteriza”. Cabe suponer entonces que el arte erótico puede valerse de la pornografía como una herramienta para representar ese irrepresentable al que alude Lissardi...