Elogio de la pérdida, Ariel Idez

No perdemos nada En el principio estuvo Borges, que compiló un libro de Prólogos con un prólogo de prólogos (1975) y escribió algunas reseñas de libros imaginarios, entre ellas “El acercamiento a Almotásim” (publicada originalmente en 1935, después recogida en Historia de la eternidad, de 1936, en El jardín de senderos que se bifurcan , de 1941, y también en Ficciones, de 1944) y “Examen de la obra de Herbert Quain (que apareció en 1941 en El jardín... y en 1944 en Ficciones ). El gesto fue después reiterado por el escritor polaco Stanislaw Lem, primero en una colección titulada Vacío perfecto (1971) y después en Magnitud imaginaria (1973) un compilado de prólogos a libros imaginarios. Por supuesto que no se trata de los únicos escritores en incurrir en este artificio, y una lista completa debería tener en cuenta todo lo que se ha escrito sobre libros como el Necronomicon, aludido por H.P. Lovecraft, El rey de amarillo, por Robert W. Chalmers, La langosta se ha posado, p...