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Mostrando entradas de 2015

Los animales de Montevideo, Felipe Polleri

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Una menos Una de las particularidades de la obra narrativa de Felipe Polleri es su carácter iterativo o recursivo. Cada libro puede pensarse no sólo como una variación más sobre ciertos temas sino, además, como una manera de recomenzar la obra, como si quedara habilitada una lectura posible en la que todas las novelas precedentes pudieran ser descartadas y la más reciente se ofreciera como una suerte de “versión definitiva” del conjunto. Esto, a veces, resulta especialmente satisfactorio: es el caso de ¡Alemania, Alemania! , que por momentos parece la versión en HD de la película que antes habíamos visto en mera calidad DVD (o VHS); en otros, la “última destilación” de la serie de sustancias que hacen a la obra de Polleri resulta de menor calidad y termina generando el efecto –un poco incómodo– de restar más que sumar. Es el caso de Los animales de Montevideo, la más reciente de sus novelas. Sin embargo, el libro ofrece al menos dos focos de atención. El primero pasa por

El perro de Fogwill, Mario Bellatin

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Entender al monstruo   La palabra “monstruo” está al principio y al final de El perro de Fogwill, el último libro de Mario Bellatin editado en Montevideo, y entre esas dos apariciones (p.7 y p.99, segunda y penúltima) acaso pueda trazarse una línea de lectura que una los tantos puntos y trace algo parecido a una figura, a una constelación. Se trata, en cualquier caso, de un libro enigmático, inquietante, incluso ominoso por momentos: si hubiera que proponerle una “trama” básica cabría señalar que se habla de un encuentro con Fogwill en un restaurante de Buenos Aires (en el que el narrador –un Mario Bellatin ficcional, digamos– y el gran escritor argentino devoran “trozos de la misma res” en “un asqueroso rito”, p.64) y que pronto al narrador se le ofrece un saluki, una variedad de lebrel también conocida como “perro real de Egipto” y que aparece representada en documentos con una antigüedad de más de 6000 años. Pronto se nos habla del regalo de un muerto (Fogwill murió cinco

La ley del menor, Ian McEwan

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En clave menor Hay que admitirle a Ian McEwan (y aplaudirle, dirán unos cuantos) que sabe escribir novelas. En La ley del menor, publicada originalmente en 2014 y este año en la traducción castellana de Anagrama, es fácil ver un mecanismo que funciona aceitadamente, una evidente maestría en el arte de contar y diseñar personajes, y por eso, leída desde esa perspectiva, asumiendo la “trama bien construida” y los “personajes con carnadura humana” como valores esenciales de la narrativa, poco habría que reprocharle al inglés. O quizá no sea tan así. Hay cierta sensación de facilidad (o facilismo) en la historia de una jueza que falla (en la mitad exacta de la novela) en relación a un caso de transfusión requerida por un testigo de Jehová menor de edad; no voy a revelar detalles clave del argumento, naturalmente, pero sí vale la pena señalar que ese asunto básico, cuyo antes y después hace simétricamente a las 210 páginas de la novela, fue percibido probablemente como insuf

Houellebecq economista, Bernard Maris

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Acordarse de los economistas Bernard Maris (1948-2015) publicó Houellebecq economista en 2014 ( Houellebecq économiste es el título original, de Antonio-Prometeo Moya la traducción propuesta este año por Anagrama) y murió al año siguiente, víctima del atentado contra la revista Charlie Hebdo. Maris fue economista, novelista y periodista, y escribió para publicaciones como Le Monde y Le Figaro Magazine, además de para la ya mencionada Charlie Hebdo, de la que fue fundador y colaborador bajo el pseudónimo “Oncle Bernard”. El libro, según nos cuenta su autor, fue inspirado por la lectura de El mapa y el territorio , entonces el último libro de Houellebecq, y repasa las otras novelas pensando en retrospectiva o, mejor dicho, proponiendo líneas de lectura que toman como punto de partida algunos elementos de El mapa… Esas líneas van construyendo una serie de posturas o actitudes de Houellebecq ante la economía en tanto ciencia (o pseudociencia, según Maris) y atendiendo

Patrick Modiano, Ropero de la infancia

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Mi fiel fantasma Patrick Modiano publicó Vestiaire de l’enfance en 1989, y al año siguiente apareció la primera traducción al español, El rincón de los niños, por la editorial Alfaguara. Ahora, veinticinco años después, Anagrama “rescata” la novela y propone una nueva traducción, titulada Ropero de la infancia . No hay mayores sorpresas para los fans del francés: acá están el estilo cuidado, delicado, hecho de detalles y omisiones, la trama policial oculta, invertida o cifrada por las ausencias (como en La hierba de las noches , publicado hace poco también por Anagrama), los personajes enigmáticos y los procedimientos prousteanos: párrafos que reportan un pasado en el que se recordó un tiempo todavía anterior y que remiten –como espejos, como signos– a un presente de angustia, soledad o desolación. A la vez, hay cierta cualidad ballardiana en Ropero de la infancia . En realidad no serviría para nada indagar si el francés leyó al inglés, pero lo cierto es que en esta n

M, Amir Hamed

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Letras y magia   Parece bastante atinado señalar que la escritura de Amir Hamed llegó a su madurez con las novelas Artigas Blues Band (1994) y Troya Blanda (1996), mientras el resto de la literatura uruguaya acusaba algo así como un “auge” de la narrativa de corte histórico. Las mencionadas novelas de Hamed –eminentemente “diferentes” a, por ejemplo, La fragata de las máscaras, de 1996, o a Una cinta ancha de bayeta colorada, de 1993– pueden ser leídas desde una relación diferente del escritor con los modos de representación del pasado, con la “historia” o “lo histórico”, y en ellas esa representación se vuelve visible, se tematiza y se critica dentro de la propia narrativa. Este gesto, sumado a la notoria performance virtuosística, convirtió a estas novelas en una suerte de barroquización –y de non plus ultra– de la narrativa histórica en Uruguay, y su aparición coincide, en líneas generales, con la declinación del subgénero o su desplazamiento del centro del mainstream local.

Desaparición de Susana Estévez, Hugo Fontana

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En negro y en gris   Basta un repaso rápido de todo lo publicado hasta la fecha por Estuario Editora en su colección Cosecha Roja para apreciar ciertas características comunes a la gran mayoría de estos libros. Una de ellas podría pensarse como cierta actitud compartida ante la ficción de género, de manera que con una o dos excepciones todos los libros de la colección son, por decirlo de alguna manera, producciones respetuosas de los códigos del género negro o policial. Dejando de lado el caso acaso más debatible de Los trabajos del amor, de Damián González Bertolino, los otros dieciséis libros (ya se verá por qué estamos dejando de lado por ahora Desaparición de Susana Estévez, el más reciente de la colección, un compilado de cuentos de Hugo Fontana) rehúyen la hibridación de géneros, se mantienen en territorios más o menos consabidos y no ofrecen sorpresas ni se arriesgan a despertar la suspicacia del lector más purista. Por ejemplo, en el caso de los trabajos de Rodolfo

True Detective S02, Nic Pizzolatto

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Historias sin salida El domingo llegó a su fin en el canal para abonados HBO la segunda temporada de True Detective . Pasado el shock emocional, por decirlo de alguna manera (las terribles escenas del desierto y el bosque de secuoyas, dos ambientes opuestos para construir los finales esencialmente iguales de dos de los protagonistas), ha llegado el momento de pensar un poco más, precisamente, respecto de una serie cuya complejidad narrativa demanda reflexión, memoria y, por qué no, rever cada episodio, aunque dista mucho de ser el “laberinto” que algunos críticos descuidados y espectadores haraganes están proponiendo como queja. Probablemente la primera reacción -o la más fácil- pasa por comparar la temporada que acaba de terminar con su predecesora, aquel híbrido de novela negra con relato weird a lo HP Lovecraft, bellamente llevado adelante por las poderosas actuaciones de Matthew McConaughey y Woody Harrelson. Aunque, ¿realmente vale la pena pensar de esa manera? Las e

El niño 44, Tom Rob Smith

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Archipiélago Chikatilo En abril de 1992 Andrei Chikatilo (1936-1994) confesó haber violado, asesinado y mutilado a 56 mujeres y niños entre 1978 y 1990, mayoritariamente en el óblast de Rostov, parte de la actual Federación Rusa. Entre las muchas historias que se contaron acerca del más célebre asesino en serie de la era soviética está la de su infancia en Yabluchne, en la República Socialista Soviética de Ucrania, donde los trabajadores de las granjas colectivas estuvieron al borde de la hambruna en virtud de las políticas económicas del estalinismo. Aparentemente, entonces, Chikatilo habría oído de su madre el relato de cómo el primogénito de la familia había sido raptado y devorado por los vecinos. El niño 44 , la primera novela del novelista inglés Tom Rob Smith (Londres, 1979), publicada en 2008, arranca con una recreación de esa historia. Hay un niño llamado Pavel, que tiene un hermanito menor llamado Andrei; ambos salen a la nieve en busca de un gato escapado –p

Gustavo Escanlar, La Alemana

Para tipos que no duermen por la noche En su prólogo al compilado de cuentos Grandes éxitos, un cuento y una despedida, editado por Criatura Editora en 2013, el escritor y periodista argentino Serguio Olguín sostiene que “antes de comenzar a leer a Gustavo Escanlar hay que olvidarse de lo que se conoce de él: de sus apariciones en televisión, de sus opiniones sobre la cultura uruguaya, de sus peleas mediáticas, de la furia que le despertaba la estupidez y de la furia de los bienpensantes. Olvidarse del personaje Escanlar… “ (p.7) Hacerlo, naturalmente, lleva implicada una postura ante la obra del autor de Estokolmo y la literatura en general, una suerte de principio por el cual la literatura –aunque es cierto que Olguín no habla estrictamente de “comenzar a leer la literatura de Gustavo Escanlar”- debe  entenderse en oposición al o al margen del “personaje” y a ciertos actos o elementos de un perfil de intelectual, comunicador y figura pública. La “literaturización” de Escan

Felisberto Hernández - vida y obra, José Pedro Díaz, y Felisberto Hernández - obra incompleta, Oscar Brando (comp)

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Zonas en obras Hace poco la editorial argentina El Cuenco de Plata anunció sus planes de publicar las Obras completas de Felisberto Hernández, en tres volúmenes. Por el momento no hay datos en cuanto a una fecha concreta de aparición de estos libros, pero, hasta entonces, los devotos de Felisberto tenemos con qué entretenernos. Para empezar, la misma editorial El Cuenco de Plata reeditó en mayo Felisberto Hernández, vida y obra , el imprescindible trabajo de José Pedro Díaz publicado originalmente hace quince años. Podemos pensarlo, por un lado, como el compendio de las lecturas e indagaciones de Díaz sobre su admirado Felisberto, y, también, como el texto más abarcador y ambicioso disponible por el momento. Esto no quiere decir que, con todas sus virtudes y sus méritos, esté libre de defectos. Así, quizá la sección menos satisfactoria sea la biográfica, que se siente fragmentaria y demasiado dependiente de cierto conocimiento previo, a la vez que poco fluida en tanto r

El malestar del presente, Fernando Pessoa

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El anticristo pagano En su artículo “Joyce, modernism, and postmodernism” (“Joyce, modernismo y posmodernismo”, recogido en The Cambridge Companion to James Joyce ), el académico estadounidense Christopher Butler habla del combo “neopaganismo, libertinaje e impiedad” popular entre los poetas de los primeros años del siglo XX y asociado a la “transvaloración de todos los valores” nietzscheana. Es un hecho, por cierto, que la literatura de comienzos del siglo pasado bebió de nuevas y renovadas y reinventadas doctrinas esotéricas como la de la Golden Dawn (una logia neopagana inglesa), la teosofía y el espiritismo; la modernidad, entonces, con su costado cientificista y progresista, también tuvo su lado más bien “oscuro” o incluso “oscurantista”. En el ensayo de Butler el asunto funciona como marco a la juventud de Joyce y sus primeras armas en la literatura, pero también, para lo que nos interesa acá, podemos trasladarlo a la figura de Fernando Pessoa (1888-1935).   De