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Mostrando entradas de agosto, 2016

Las cosas que perdimos en el fuego, Mariana Enríquez

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Era un placer quemar Una primera mirada a Las cosas que perdimos en el fuego, el último libro de relatos de Mariana Enríquez (Buenos Aires, 1973), descubre dos cuentos que se perfilan con claridad y que, de paso, justifican con creces la compra del libro. Así, “La casa de Adela” y “Bajo el agua negra” parecen llamados a convertirse en nuevos clásicos del cuento argentino o rioplatense. Los dos son placenteramente incorporables al género “terror”   –desde el que es fácil leer la obra de Mariana Enríquez– y los dos ofrecen una clase magistral de narrativa.    “Bajo el agua negra” reescribe la ficción lovecraftiana en el contexto de las villas de Buenos Aires y la contaminación del Riachuelo, con mutantes, iglesias profanadas, culto a dioses oscuros y un cameo de Yogh Sothoth y las letanías de los fieles de Cthulhu. Es posible, digamos de paso, recorrer todas las colecciones recientes de ficción lovecraftiana ( Dark Wings of Cthulhu, New Cthulhu: The Recent Weird , L

El libro de los mitos, Pedro Peña

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Terror en el bosque En pocos narradores uruguayos recientes es dable discernir un proyecto narrativo o una personalidad apreciable o definida, más allá de la usual maraña de escrúpulos, automatismos e influencias éticas y estéticas (Levrero, Onetti y algunos más). En el caso de Agustín Acevedo Kanopa, por ejemplo, él mismo se ha encargado de señalar un posible “método” en su escritura (registrar escenas, diálogos, epifanías y después hilvanarlos en relatos que escapan a la estructura clásica del cuento), confiriendo así importancia al “proceso” a la par del “producto” –un gesto para nada común entre la gran mayoría de sus compañeros de “generación”, Horacio Cavallo, Carolina Bello y Martín Bentancor por nombrar unos pocos. La atención a los géneros narrativos, por otra parte, distingue la escritura de Rodolfo Santullo, una obra en proceso –tanto en historieta como en narrativa– tan profusa como consistente.   Sin embargo, es quizá en el trabajo de Pedro Peña donde p