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Mostrando entradas de 2019

Humankind, Timothy Morton

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Plantearse los temas centrales de la ecología y la biología desde la perspectiva del realismo especulativo en general y la ontología orientada a objetos (OOO de aquí en más) en particular parece algo tan obvio como necesario, urgente diría, y quizá uno de los mayores méritos de la obra de Timothy Morton (1968) es tomar la especulación ontológica y epistemológica de Quentin Meillassoux y Graham Harman para imbuirla de una urgente preocupación política por nuestras relaciones con lo que hemos dado en llamar naturaleza, medio ambiente o biósfera. Si el núcleo duro de la filosofía de Morton está en libros como Dark Ecology y, en especial, Hyperobjects (Argentina-España, editorial Adriana Hidalgo, 2018), su penúltima publicación, Humankind (todavía no traducida al castellano) empieza a explorar el territorio vislumbrado por sus aportes más generales. La propuesta descansa en una serie de hipótesis epigonales de la OOO y expuestas con una retórica pop (en un inglés que se esfuerza

La ciudad perdida del dios mono, Douglas Preston

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Parásitos, dioses antiguos y tecnología láser La leyenda habla de una ciudad perdida en la región de La Mosquitia, Honduras, y puede rastrearse tanto a Hernán Cortés (quien, se dice, sabía de una región poblada por pueblos y aldeas de gran riqueza en la zona) como, más acá, a Charles Lindbergh, quien reportaría haber avistado una ciudad blanca al sobrevolar Honduras. Después, en 1939, el aventurero Theodore Morde habló de la “Ciudad del Dios Mono”, que equivaldría a la ciudad blanca del aviador y al complejo de pueblos y aldeas del conquistador. Si Guyana, Venezuela e incluso Colombia tienen su El Dorado, Honduras podría reclamar su Dios Mono, y la imaginación de Morde (quien fuera por cierto aventurero, explorador, diplomático, periodista y espía) añadió templos con esculturas de piedra que representaban animales y altares (ante la más grande de las estatuas, la que representaba al Dios Mono, por supuesto) donde se celebraban sacrificios humanos. Quizá no haga falta ser

Rayuela en el siglo XXI

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Hace algunos años, el periódico argentino La voz del interior publicó un artículo del escritor y crítico cordobés Flavio LoPresti donde, bajo el título “Cortázar se quedó sin herederos”, se buscaba indagar sobre la presencia de Cortázar en la obra (narrativa y crítica) de un grupo de escritores contemporáneos, consultados a modo de encuesta. Algunas de las ideas en común son fáciles de ver: Cortázar como un escritor fechado, la suya como una obra que no ha envejecido del todo bien y que parece refugiarse apenas en cierto entusiasmo adolescente. Ya en 1985, de hecho, (o en su revisión de 1998), César Aira, en su Diccionario de autores latinoamericanos, se hacía cargo del aparente retroceso de Cortázar en términos de prestigio e influencia: “con sus altos y sus bajos (que nunca llegan a los extremos de lo uno o lo otro)”, escribió, “su centenar largo de cuentos constituye un viaje por la ficción que vale la pena hacer”. Pero, además: “no hubo maduración visible en Cortázar; un aire de

Ciencias ocultas, Mike Wilson

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Ambient Music Un año después de la muerte de Stéphane Mallarmé apareció publicado su libro Poésies, que incluía el llamado “soneto en x”. El poema es una de las cumbres del arte verbal de su autor, lo que equivale a decirlo una de las cumbres de la poesía occidental, y podría resumirse (hasta donde se pueda “resumir” un poema) como la descripción de un cuarto con una ventana abierta. Cerca de la ventana hay una cómoda y un espejo decorado con ninfas y unicornios, y en el espejo se refleja la ventana y, más allá, la noche, o, más específicamente, la parte de la noche en que brilla la Osa Mayor. Entonces, además del convocado por su maravilla verbal (está basado en dos variantes de la rima que Mallarmé juzgó la más extrema de la lengua francesa y se deja leer como un encantamiento antiguo, además de incluir el insuperable alejandrino aboli bibelot d’inanité sonore ), al misterio del poema es esencial su ambient music de quietud sobrenatural o naturaleza muerta. Quizá se ha term

Febrero 30, Amir Hamed; VALIS, Philip K. Dick, La novela luminosa, Mario Levrero

Lo humano y la gnosis. Sobre Febrero 30, La novela luminosa, Blackstar y la Trilogía VALIS Publicado originalmente en Rivista Orillas, 26/7/2019 1.        O make me a mask. Vamos a comenzar por los más añosos de los textos aludidos, aquellos que componen la llamada “Trilogía VALIS ”, de Philip K. Dick (1926-1982, en adelante PKD), es decir Sivainvi ( VALIS, 1981), La invasión divina ( The Divine Invasion, 1981) y La transmigración de Timothy Archer ( The Transmigration of Timothy Archer, 1982). Estas novelas integran, según su propio autor, una “trilogía” que establece una “constelación” en torno a un “tema básico” [1] , complementada por textos publicados póstumamente o proyectos abortados. Así, en sus notas al libro VALIS and later novels, Jonathan Lethem, anota que en una fecha tan temprana como 1976 el autor de Sivainvi había comenzado y abandonado la escritura de una novela titulada VALISystem A, que sería publicada póstumamente como Radio libre Albemuth (19