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Mostrando entradas de mayo, 2017

Cáscara de nuez, Ian McEwan

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Lo demás es nacer No es fácil meterse con Shakespeare. James Joyce, un escritor con virtualmente infinitos recursos, debió dedicar un capítulo entero de su Ulises a una discusión sobre Hamlet de la que emergen buena parte de los temas de la novela: la ausencia del padre, la naturaleza del arte, el enigma de las madres; a la vez debió también recurrir a la caricatura más grotesca cuando –acaso a modo de venganza, acaso a manera de castigo autoinfligido: no en vano habló Harold Bloom del agón de Joyce con Shakespeare en su imprescindible El canon occidental – en el capítulo de la medianoche y los burdeles Stephen y Leopold se miran juntos en el espejo y lo que ven es a Shakespeare deformado por una parálisis facial. Otros escritores y escritoras han seguido a Joyce –con mayor o menor suerte– en esa apropiación de Shakespeare en general y Hamlet en particular, y ahí aparecen por ejemplo la fascinante The black prince, de Iris Murdoch, y Gertrude and Claudius, de John Updike

Finnegans Wake, James Joyce (traducción de Marcelo Zabaloy)

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Chop suey argentino La noche más larga de la literatura. El libro irlandés de los muertos. Un sondeo de las tinieblas. La abnihilización de la etimología y del átomo. En palabras de Nora, “ese chop suey que Jim está escribiendo” y, si buscamos un poco más, llegamos a acaso la mejor definición o descripción de Finnegans Wake (1939) , en el libro ReJoyce (1965) , de Anthony Burguess: “the first-ever fabricated mountain” (la primera montaña artificial). Es decir: quienes se hayan acercado al libro sin duda sintonizarán con la idea de algo que parece trascender lo “meramente” hecho por un ser humano y de alguna manera acercarse a lo inmenso e inabarcable y a la vez, sin embargo, a la sugerencia de patrones, de pautas generativas. “Los poemas” –escribió Burguess a continuación de su metáfora de la montaña artificial– “los escriben ilusos como Blake, pero sólo Joyce pudo hacer un Wake ”. Dicen que, cuando se le preguntó a sir Edmund Hillary por qué quiso escalar el Everest, la re

El santo, Las noches de Flores y Sobre el arte contemporáneo seguido de En La Habana, César Aira

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Santos y flores del arte contemporáneo   No sin cierto ímpetu humorístico decía César Aira en una entrevista del año pasado que estaba harto de que se hablase siempre de la cantidad de sus libros antes que de la calidad, y prometía que sus lectores íbamos a tener que esperar dos años antes de que apareciera un libro nuevo de su autoría. Será acaso por eso –y para mantener el moméntum Aira– que Literatura Random House ha reeditado recientemente dos títulos del vasto catálogo del autor, Las noches de Flores (publicado por primera vez en 2004) y Sobre el arte contemporáneo seguido de En La Habana (que compila los dos ensayos del título, publicados en 2010 y 2000, respectivamente), a los que hay que sumar El santo, de 2015, la última novela de Aira hasta la fecha junto a La invención del tren fantasma, editado por Mansalva. Vale la pena leer al menos los tres publicados por Literatura Random House (lamentablemente El santo no ha sido distribuido en Montevideo), y esta le