Alberto Laiseca, Cuentos Completos

Probablemente nadie sea capaz de leer todos los cuentos de Alberto Laiseca desde la primera página del libro que los recopila hasta la última. La contundencia del lenguaje, su deliberada aspereza y la ausencia total de concesiones a cualquier forma civilizada de delicadeza (disfrazada de literatura, se entiende), terminan llevando al lector a la necesidad de una pausa, un respiro, el equivalente de los minutos en que el boxeador se retira a su esquina para que le arreglen un poco las heridas. Pero que no se entienda que la paliza se ve incapaz de unirse al placer; la risa, la maravilla ante lo genial de algunas ideas y ocurrencias y la admiración ante la valentía y, por qué no, el genio, hacen que uno se levante con una sonrisa en la boca para recibir otra ración. Y el libro la ofrece, sin piedad, sin miramientos.

El primero de los libros aquí recopilados, Matando enanos a garrotazos (1982), prefigura el tono del volumen completo y ofrece una muestra de lo mejor y lo más difícil de su autor. El que se los considere cuentos depende, en realidad, de a qué distancia se los mire: De lejos quizá lo parezcan, pero de un poco más cerca se nota cómo se interpenetran y se funden, entre sí y con el resto de la obra de Laiseca, especialmente –ya que no son escasas las referencias a Los sorias, por ejemplo–, y también con la literatura de sus contemporáneos, por ejemplo con la del gran Fogwill, que construyó una buena sección del cuento “Help a él” jugando con estos relatos de Laiseca. Como se suele decir en las reseñas, “aquí aparecen todos los grandes temas de su autor, que luego… etc.”, y en este caso es verdad: los cuentos (porque bien de cerca sí son cuentos, núcleos narrativos) juegan con la crueldad, el sadomasoquismo, el esoterismo, la historia como farsa o las farsas de la historia, el grotesco al estilo de Brueghel o El Bosco, lo monstruoso, lo patético de cierto intento de entender o conocer el mundo, la presencia de Poe, de lo gótico, del terror, de lo políticamente incorrecto, el humor.

Es difícil elegir uno de los relatos que componen Matando…, pero quizá el más sugestivo de los trece sea “La cuadratura del círculo, el movimiento perpetuo, la piedra filosofal”, seguido de “La serpiente Kundalini” o el inefable “La momia del clavicordio”, en el que se cuenta la relación entre el clavicordio de W.A.Mozart y la maldición de Tutanchaikowsky: Precisamente.

Los otros libros incluidos son Gracias Chanchúbelo y En sueños he llorado, con el excelente cuento largo o nouvelle “El cuarto tapiado”; el volumen se complementa con todos los cuentos publicados fuera de libros compilatorios y con una buena dosis de inéditos, entre ellos la “Trilogía Misógina”, que pertenece a lo que podría llamarse la “etapa (un poco más) sadomasoporno” de su autor, que llegó a su cenit (la etapa, no el autor) en 2007 con el libro “Manual sadomasoporno (ex tractat)”. Dentro de la trilogía, su última parte (el cuento “Cornelia y sus dos pendulancias”) justifica con creces la compra del volumen.

No es fácil armar un mapa de la literatura argentina o rioplatense que incluya con comodidad a Laiseca. Dicho de otra manera: si seguimos al Roberto Bolaño de Derivas de la pesada podríamos leer al autor de Los sorias desde la deriva antiborgeana, cerca quizá de Aira y Lamborghini, pero no parece suficiente. De hecho es tan inocuo que es como no decir nada, aunque, a la vez, el rótulo de “inclasificable” –o el negarse a pensarlo en tanto parte de una serie y reclamar una unicidad imposible– ha sido propuesto para tantos escritores (Aira, Levrero…) que por un momento recuerda a una variación de la célebre clasificación china. Está claro que hay en Laiseca una voluntad de ser un (iba a escribir “el”) monstruo de la tradición o tradiciones que podrían reclamarlo; también es cierto que él mismo creó el género “realismo delirante” para caracterizar su obra, lo cual, bromas aparte, seriedad aparte, señala una vocación de hablar (no importa desde donde) del propio lugar. En cualquier caso, su visibilidad, su relevancia, es indudable y a la vez un desafío. Estos Cuentos completos la vuelven todavía más sólida, en cuanto retrato detallado y (hasta el momento) total del monstruo.


Publicada originalmente en Leedor.com el martes 18 de octubre de 2011

Comentarios

  1. yo lei los cuentos completos de Laiseca y para mi es fundamental para todo proyecto de escritor leerlo, es unico. Tecnocracia, Monitor, Triunfo!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Coincido. Yo había intentado arrancar Los Sorias y Eusebio Filigranati, pero hasta que no empecé por los cuentos, no entendí el humor y la lógica realista-delirante que después desarrolla en sus ficciones más extensas. Una grata sorpresa.

      Eliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

César Aira, El marmol

Finnegans Wake, James Joyce (traducción de Marcelo Zabaloy)

Los fantasmas de mi vida, Mark Fisher