ediciones de la narrativa de Felisberto Hernández



Felisberto para completar



En la pasada Feria del Libro Internacional de Montevideo fue posible conseguir, en el stand de la cubana Casa de las Américas, un ejemplar de Felisberto Hernández – Narraciones, compilado bastante completo de la narrativa hernandiana prologado por la escritora y estudiosa de la literatura rioplantese Susana Haug. El libro, ahora, sirve de pretexto para hablar de una serie de publicaciones que salieron a la venta en el último año y medio y que ofrecen un excelente panorama de opciones a la hora de hacerse con los relatos –ineludibles, pero eso es ya una obviedad– de Felisberto Hernández.
 
El propuesto por Casa de las Américas resulta ser, en cuanto a los textos incluidos, el menos completo de los que mencionaremos acá, pero sin duda su prólogo es de especial interés. Están, en cualquier caso, los textos publicados en vida por Felisberto y una selección de textos póstumos y “relatos, apuntes y fragmentos inéditos”; eso, unido al precio comparativamente bajísimo del libro y a la cronología  incorporada a modo de apéndice, lo vuelve (o volvió) una opción más que interesante. En cuanto al prólogo, Haug logra condensar en poco más de 30 páginas (y otras tantas y profusas notas) una serie de líneas de lectura e investigación especialmente fértiles y sugerentes, y bajo el lema sontaguiano de contra la interpretación, propone un abordaje empático y lúcido a las peculiaridades (conceptuales, narrativas, estéticas y todo lo que quieran) de la obra del prologado. 
 
Acaso el más recomendable de los libros aparecidos el año pasado sea la edición de Narrativa completa propuesta por la editorial El Cuenco de Plata. Es posible que la “completitud” no sea tal y que aparezcan eventualmente más inéditos (de hecho al final de esta nota me referiré a una edición que incorpora textos no presentes en este Narrativa completa), pero no cabe duda que esta es la oferta más exhaustiva hasta la fecha y que su edición es impecable. Está precedida por un estudio biográfico y crítico de interés, ofrece referencias de primeras ediciones, declara con claridad los criterios de establecimiento del texto y abunda en “esbozos, argumentos, proyectos, fragmentos, reflexiones y misceláneas”. Aparece, a la vez, como la propuesta más cara y por tanto la menos accesible para el lector no especializado (para los investigadores o fans se vuelve imprescindible, incluso más –por su presentación mucho más satisfactoria y, sí, su completitud– que la mítica edición de Obras completas preparada por José Pedro Díaz) que deba decidir si comprarse otros tantos libros de su interés o apenas este. Pero bueno, es Felisberto.
 
En un segundo lugar en cuanto a completitud y calidad está la edición que propuso Alfaguara, titulada Narrativa Reunida. Está casi todo –algunos dirían que está todo lo que vale la pena, pero se sabe que Felisberto es una caja de sorpresas y que puede deslumbrar con un párrafo de tres líneas que aguarda aún en quién sabe qué archivos sepultados en un sótano– lo que recoge el tomo de El Cuenco de Plata (faltan, entre otros, textos tan interesantes como El teatrito (novela) y Esquema para un tratado de embudología, pero hay que mirar con cuidado porque algunos textos aparecen con títulos diferentes) y la calidad de edición es atendible. Su principal problema es quizá el prólogo de Hebert Benítez, sin duda el más flojo de los tres mencionados hasta ahora, a medio camino entre un ensayo que se anime a explorar caminos no tan transitados y entre la nota introductoria divulgativa o informativa.
 
También el año pasado apareció Obra incompleta, a cargo de Óscar Brando, que ofrece un repertorio de textos adecuado (aunque no tan completo como los dos libros mencionados más arriba, al margen de la inclusión de ciertos textos autobiográficos que terminan por hacer que valga la pena adquirir el libro); el principal fallo de esta edición es el descuidadísimo prólogo, pero se lo pude dejar sin leer y ya.
Merece una mención Tres novelas longevas, la bellísima edición de Criatura Editora que reúne –e ilustra– las llamadas “novelas de la memoria”, es decir Por los tiempos de Clemente Colling, El caballo perdido y el póstumo pero imprescindible Tierras de la memoria. 
 
Del mismo modo, hay que nombrar Las hortensias, adaptación al cómic de Renzo Vayra del cuento homónimo, y el más reciente y excelente Felisberto Hernández ilustrado, publicado por la editorial argentina Milena Caserola junto a las ediciones de la también porteña librería La Libre. Además de incluir algunos textos ausentes de la edición de El Cuenco de Plata (y que fueron descubiertos y transcriptos por Daniela Olivar a partir del material disponible en la Sección y Archivo de Documentación del Instituto de Letras) aporta unas hermosas ilustraciones a cargo de Diego Bonilla y un prólogo de Daniel Mella.
Hay, entonces, mucho para elegir y muchos criterios que manejar a la hora de decidirse en cuanto a cual adquirir. Quizá haya coleccionistas completistas (yo, por ejemplo) que quieran tener todas las ediciones; para la gente más razonable, la edición de El Cuenco de Plata –complementada por Felisberto Hernández ilustrado– sería la mejor opción, con la de Alfaguara como un meritorio segundo lugar.

Publicada en La Diaria el 31 de octubre de 2016

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